lunes, 7 de enero de 2013

CAP. TRES COMPETENCIA COMUNICATIVA (4)









3.1. Adquisición de la Competencia Comunicativa. Desde nuestra infancia, los seres humanos vamos adquiriendo y desarrollando una capacidad relacionada con el hecho de saber cuándo podemos hablar o cuándo debemos callar, y también sobre qué hacerlo, con quién, dónde, para qué y en qué forma. Es decir, desde niños adquirimos un conocimiento no sólo de la gramática de nuestra lengua materna sino que también aprendemos sus diferentes registros y su pertinencia; somos capaces de tomar parte en eventos comunicativos y de evaluar la participación nuestra y la de los otros.76


Aún más, podemos afirmar que esa competencia es integral, puesto que también involucra actitudes, valores y motivaciones relacionadas con la lengua, con sus características y sus usos, y con los demás sistemas de comunicación en general. Naturalmente, la adquisición de tal capacidad debe estar ligada a una experiencia social, a unas necesidades, a unas motivaciones y a una acción.


El modelo de lengua que subyace en este concepto de competencia, implica, desde luego, que la única función de las lenguas no es nombrar, sino que ellas también están organizadas para lamentarse, alegrarse, rogar, prevenir, defender, atacar; están relacionadas con las distintas formas de persuasión, dirección, expresión y juegos simbólicos. El verdadero sentido de las lenguas humanas sólo puede llegar a ser comprendido en el ámbito natural de su uso para permitir la conversación, la interacción comunicativa, el trato verbal cotidiano, la vida en sociedad. Así entendidas, las lenguas dejan de ser meros sistemas semióticos abstractos, inmanentes, ajenos a las intenciones y a las necesidades de los hablantes,  y  se  convierten  en teatros, en espacios drepresentación,  en  repertorios de  códigos culturales cuya significación se construye y se renueva de manera permanente por medio de estrategias de participación, de cooperación y de convicción.

En la década de los años setenta, los primeros investigadores de la comunicación (Hymes, entre otros.) postularon la existencia de una competencia77 para la comunicación o competencia comunicativa, que comprende lo que un hablante‐oyente real, dotado de ciertos roles sociales y miembro de una determinadcomunidad lingüística, debe saber para establecer unefectiva comunicación en situaciones culturalmente significantes y para emitir mensajes verbales congruentes con la situación. Para estos teóricos, la competencia comunicativa es un conjunto de normas que se va adquiriendo a lo largo del proceso de socialización y, por lo tanto, está socioculturalmente condicionada.

Así pues, esa Competencia Comunicativa exige no  sólo la  habilidad para manejar una lengua sino además saber situarse en el contexto comunicativo de cada comunidad específica, en sus diversas formaciones sociales, culturales e ideogicas.
 
La competencia comunicativa se manifiesta tanto en los sistemas primarios de comunicación como en los sistemas secundarios. Los sistemas primarios son los de la comunicación cotidiana. Sirven para el intercambio comunicativo, necesario en el desempeño dtodos los roles que implica la vida en sociedad: una llamada telefónica, una carta, un memorando, un cartel, un noticiero radial, etc.

Los sistemas secundarios son de mayor elaboración y complejidad. Requierens capacidad cognitiva del hablante‐oyente real en su labor de codificar y descodificar textos, puesto que estas comunicaciones se producen en esferas de más elaboración cultural.

“La comunicación en estos sistemas es sicamente escrita, pero también comprende formas orales como conferencias, foros, seminarios, etc. Se trata de la comunicación literaria, científica, técnica, sociopotica, jurídica y de comunicaciones no verbales, como las artes visuales; o mixtas, como el teatro78

Está claro, entonces, que la competencia comunicativa no se limita a la competencia gramatical o al conocimiento del sistema semiótico de una lengua. Por lo tanto, la competencia comunicativa se configura por la adquisición y desarrollo de una serie de competencias.

3.1.1. Competencia lingüística: Se caracteriza por la capacidad de un hablante para producir e interpretar signos verbales.  El conocimiento y el empleo adecuado del código lingüístico le permiten a un individuo crear, reproducir e interpretar un mero infinito de oraciones.

El conocimiento y el empleo se vinculan con dos modalidades diferentes de la lengua:  
  • La lengua como sistema de signos y la lengua en funcionamiento, en uso.
  • La  lengua  como  sistema  de  signos  corresponde al  dominio  semiótico, y  su función  esencial  es significar.
  • La lengua en funcionamiento, en uso, corresponde al dominio semántico, y su función sica es comunicar.
En la Tabla No. 3 se muestra las dos modalidades o los dos ámbitos de la lengua, es decir el dominio semiótico y el dominio semántico.

Tabla No. 3. Diferencias entre los ámbitos de la lengua.




DOMINIO SEMIOTICO


DOMINIO SEMANTICO


LA LENGUA COMO SISTEMA DE SIGNOS


LA LENGUA EN FUNCIONAMIENTO


SIGNIFICAR


COMUNICAR


NO SE CONSIDERA LA RELACION DEL SIGNO CON LO DENOTADO, NI LA RELACIÓN DE LA LENGUA CON EL MUNDO.


INTEGRA LA SOCIEDAD Y EL MUNDO. LA LENGUA EN SU FUNCION MEDIADORA ENTRE EL HOMBRE Y EL HOMBRE, ENTRE EL HOMBRE Y EL MUNDO.

INCORPORA LA NOCION DE REFERENTE: LO NOMBRADO POR EL SIGNO.


EL SIGNO TIENE UN VALOR GENERICO Y CONCEPTUAL


EL SENTIDO DE LA FRASE IMPLICA LA REFERENCIA AL CONTEXTO Y A LA ACTITUD DEL HABLANTE


ES UNA PROPIEDAD D ELA LENGUA


ES EL RESULTADO DE UNA ACTIVIDAD DEL HABLANTE QUE PONE EN ACCION LA LENGUA.


DOMINIO O AMBITO DE LA LENGUA


DOMINIO O AMBITO DE LA FRASE

Fuente: Instituto Cervantes de España. Ámbitos de la lengua. Documento consultado en formato PDF., en el mes de marzo de 2009. Diagramado en MS VISIO de Office 2007. Realizo Julio Cesar Rosero Moreano.

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